POEMA DEL LIBRO RIZOMAS

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Los muertos nos envuelven 

en sus redes de agitación y misterio

mi padre reposa hace mucho tiempo en su sepulcro

«la mano abierta o el puño es para los vivos 

–decía mirándome a las orejas más que a los ojos–

vivimos atrapados entre la esperanza de mañana 

y el diluvio de ayer»

su sentido de justicia ya no estriba

en la longevidad de la balanza

ni en mi memoria que ha borrado 

el número las señas la hebra de los besos

de casi todos los difuntos

él encarnaba sátiras y solía repetir: 

solo la mentira es cierta 

y lo demás es mentira.

mi vínculo es con los muertos 

voltviendo a los íntimos ajustes 

sin transcurrir 

mi padre habría querido que yo me ligara 

piel con piel a los vivos en este instante 

en que me siento atrapado 

entre la esperanza de ayer 

y las redes de apego a su ilimitada inexistencia.