POETA TU PALABRA

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1971-1974
Con mis ojos engrandecidos por la tempestad
a un tris de llover sobre lo llorado
y relampaguear sobre la palabra que se reconcilia
con las formas
digo que la trascendencia es un don
sin la coartada de las magnitudes
sin la nostalgia por la polisemia
bajo la capucha pasás lista a tu arsenal
de evocaciones vertebradas a tu sombra
y al resorte que indaga los modos
de alterar su normal descentramiento
y toda tu vida aparece como un film
y tenés la sensación de que de nuevo vas a vivirla
en reversa del destino cinético
y en otra dimensión y en otros trasiegos a la vez
el fraseo de las edades y sus gestos
afloran entre lamido y mordedura
succión y deglución
apego y distancia
chasquido y silencio
movimiento y pausa de las líneas vitales
que se fundan en las coordenadas de los cielos
y lo que te preguntan entra en tus uñas con agujas
y exactitud obsesiva hasta la trama del vértigo
y vuelven a preguntar
ahí donde se acumulan los diseños de la libido
o la ternura
y colgándote de los pulgares te descargan
la pesadumbre de todas las muertes
en el pezón izquierdo
hacia adentro bien adentro de las ideas sin palabras
y simultáneamente en las dos corolas del dolor
al ritmo de la masturbación frenética de los guardias
y luego te interrogan acerca de la armonía
y de las ambiguas convergencias del sueño
que te esperan en el ton sin son de tu pulso
con cigarrillos prendidos te queman la otra piel
y la insondable
y bajo vigilia forzada violándote te preguntan
cuál es la fosforescencia de la semántica
el intervalo autónomo de la vida
que se amolda a los resquicios del gusto
en el trazo de la justa proporción
-repito- el bamboleo en el trazo de la justa proporción
de la suma de la suma en cada susto
las huellas que coinciden con el ciclo
de las inseguridades expansivas
y lo que no respondés se convierte
en sombra de antimateria sobre tu escafandra
y el alma o lo que sea se vuelve toda hipnosis
interior
¿se puede decir hipnosis interior?
:vida que se desliza entre tus venas rotas
y ese muro con grietas o grietas con asiduas evanescencias
y los goznes de la puerta chirriando su asedio
bajo la capucha retornás de un viaje
largamente repetido
y respirás en la infra atmósfera saturada de sangre
y no sabés si sos prolongación del reflejo
de algo que renueva lo que permanece
o protuberancia
de tus propias aberturas hinchazones quebraduras
querés recordar
y lo intermitente es un goteo
sin resonancia en la base del cráneo
tratás de reordenar con una queja los órganos
y la añoranza de aire que al fin
se filtrará desde el fondo del cielo
y de los retazos de la euforia musical de la lluvia
y de los pliegues de la verosimilitud
y de la concentración en la retentiva del cuerpo
y de los escalones de la desconfianza
y del embudo de retintín entre un testigo narrador
y la otredad absorta en las maneras de ser conciencia
para la inconciencia
y tus bisagras íntimas tus cuerdas tus pantallas
no responden
ni tu nariz atenazada por la gruesa oscuridad
el resto de la historia pertenece a los damnificados
por la suerte
y al recato como secuela de lenguaje
mi memoria fulgura
cuando remojo los restos del sentido
entre el azar que se concentra
y la eventualidad que todo desperdiga
existo al recordar el tránsito de mi cuerpo
que no es solo la idea de un momento en movimiento
sino un ritmo abierto hacia sus despliegues
que más tarde finará por eclipse
o renuncia a los resguardos del amor
pero esa es otra fábula:
yo no sufro de jactancia
me asumo en la buena o mala ambigüedad
del doble sentido
aquí me tenés
desde hace ya muchas mareas
contando y volviendo a contar la historia
del mensaje dentro de una metáfora gélida
lanzada por un náufrago
que yo misma soy
sé que este temporal de desnudez y vigilancia
pasará
que todo acabará en imagen letra o sordina
en imprescindibles espectros del insomnio
y en mito del coraje
y de las causas vividas como sueños
y de los sueños como despertares
y de los sueños como sueños
estos años pasarán como una noticia
que al leerla no la creerá
ni siquiera el fantasma autor de mis autobiografías
y en cada silencio pensaré que todo
es solo empezar no a ver para creer
sino a creer para ver
sin embargo si alguna vez acaso alguien me dijera
amo la puntuación respiratoria de tu cuerpo
-su íntimo batuque-
ese ala y a la vez ancla
asida a la permanencia o la fuga
ese tan amparo como augurio de tus senos
deberá tener presente que todavía hago trenzas
con los versos de mis poetas amados
y que yo habiendo sufrido con este mismo cuerpo
la tortura
no resistiría a la tentación de una acrobacia nupcial
no resistiría a las dulzuras del amor
tú sí me creés ¿verdad?
quién más puede creerme.
 Para Doris María Tijerino